Cualquier actividad programada de ejercicio físico durante el embarazo debe ser ameno pero sobre todo seguro. Antes de empezar se tendrá en cuenta: nivel deportivo previo, evolución de embarazo actual, resultado de embarazos anteriores y semanas de embarazo actual.
Los ejercicios deben desarrollar la resistencia y la coordinación, ya que ambas disminuyen durante el embarazo. Fortalecer los músculos de la espalda y del abdomen pueden evitar el dolor lumbar, frecuente en la embarazada.
El ejercicio regular (al menos 3 veces por semana) es mejor que la actividad física ocasional e intensa seguido de largos períodos de inactividad. Se debe evitar los movimientos bruscos, saltos e impactos corporales. Se aconseja hidratación adecuada tras el ejercicio.
La actividad física intensa debe de evitarse cuando existe un ambiente húmedo, caluroso o cuando existe una enfermedad con fiebre como catarro o gripe. Durante el ejercicio físico la frecuencia cardíaca no debe sobrepasar los 140 latidos por minuto.
Para prevenir lesiones musculoesqueléticas se recomienda realizar un calentamiento previo al ejercicio físico (un paseo lento o una bicicleta estacionada) así como de relajación antes y después de la actividad. La actividad física intensa no debe superar los 15 minutos.
Para disminuir riesgos potenciales, la embarazada debe evitar:
- Ejercicio en decúbito supino
- Actividades que incluya la maniobra de Valsalva
- Movimientos bruscos
- Hipertermia
Se debe interrumpir la actividad física si apareciera alguno de estos síntomas:
- Vértigo/mareos
- Falta de aliento
- Palpitaciones
- Dolor en pubis
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El ejercicio físico durante el embarazo es muy beneficioso para tu cuerpo siempre y cuando lo practiques correctamente y sin sobre esfuerzos. Además, te ayudará a prevenir la aparición de varices en la piel, muy habituales después de dar a luz.
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